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La subversión femenina en el movimiento punk.


"Siouxsie Sioux" por Brian Griffin

Artículo original de Dulce Moctezuma. Una versión de este artículo titulada «Mujeres en el punk, rompiendo las pelotas al patriarcado» realizada en colaboración con José An. Montero apareció en Nueva Tribuna, compartida por Público, el 10 de diciembre de 2019. Posteriormente se publicó en Revista Espacies (España), Carabanchel.net, Revista Íkaro (Costa Rica), Yaconic (México) y Revista Brujas (México).

 

10/12/2019 - Dulce Moctezuma

A pesar de ser históricamente infravaloradas por la industria, los promotores y el público, las mujeres siempre han luchado por defender el rostro de la subversión femenina en medio de un entorno predominantemente masculino como lo es la escena musical. Desde la mítica Janis Joplin hasta una emancipada Miley Cyrus, el rol femenino de la mujer dentro de la industria musical se ha visto lleno de constantes cambios, en donde el empoderamiento, la rebeldía y fortaleza son solo algunas de las características de los grandes íconos femeninos que ha visto la historia.


Esta revolución en la percepción de la mujer se ha visto de forma clara con múltiples representantes de uno de los grandes movimientos contraculturales del siglo XX: el movimiento punk. Este movimiento no solo supuso un notable cambio en la visibilidad femenina que existía en la música pop, sino que también se le dio una visión artística mucho más sobria, contestataria y rebelde. A diferencia de la década de los 60’s, la mujer dejó de ser ante los medios la “groupie” o la chica ornamental que animaba los shows, para convertirse en cantautora y cabecilla de grupo. Con una narrativa que desafiaba las normas morales, estéticas y patriarcales, el punk en su expresión femenina vulneró la imagen clásica y machista de la mujer, escandalizando al mundo entero; fue un completo estruendo artístico, existencial y filosófico fuera de control, el cual arrastraba todos aquellos prejuicios sociales, culturales e ideológicos que llevaban años por delante.


Los eslóganes subversivos, un maquillaje y peinado estrafalario, complementos fetichistas y hasta elementos de la cultura gay fueron solo algunas de las herramientas que el movimiento punk utilizó para destacar su poca convencionalidad y desacuerdo con los arquetipos establecidos. Sin embargo, no fue solo la controvertida estética la que superaba cualquier expectativa conservadora, sino también lo fue la actitud. En 1975, Patti Smith posaba con un gesto desafiante en la portada del álbum Horses, en el cual se apropia de la imagen de sus héroes masculinos para subvertir la actitud y la estética femenina. Con una chaqueta al hombro como lo hacía Sinatra, una dureza semejante a la de Keith Richards y un ego y labia imparable, Smith se forjaba como un nuevo ícono femenino que iba en contra de todas las reglas estéticas y morales. Después de luchar por pertenecer al circuito literario underground neoyorquino, su música era una fusión de poesía, declamación y ritmo, en donde sus heroínas Marianne Faithfill, Juana de Arco o Jeanne Moreau encontraban un cálido homenaje verbal.


Su visible inclinación hacia la rebeldía hizo de ella un nuevo modelo a seguir para las nuevas generaciones, sobre todo al escuchar las declaraciones repletas de independencia e irreverencia como con la que abre su primer disco Horses: «Jesús murió por los pecados de alguien, pero no por los míos». Con esta canción de apertura -la versión prolongada de Gloria (original de la agrupación Them) coreada y modificada por Smith- se resalta la libertad de género, modificando la canción que originalmente era sobre el deseo masculino hacia una mujer a un canto a la homosexualidad femenina. Patti Smith anticipa de esta manera el punk y la posterior visibilización de la mujer contestataria, dentro de un entorno mundial conflictivo y lleno de prejuicios.


Al otro lado del mundo, específicamente en Inglaterra, los Sex Pistols asistían en diciembre de 1976 a un popular programa televisivo presentado por Bill Grundy, el cual terminaría desencadenando un combate verbal que acaparó todos los titulares. Sin embargo, la batalla explotó cuando Grundy se dirigió a una de las chicas de Blomley Contingent -el grupo de admiradoras que siempre acompañaba a los Pistols- en un tono lascivo, y esta lo rechazó tajantemente. La muchacha resultó ser Siouxsie Sioux, quien dos años más tarde lideraría una de la bandas más innovadoras y de culto de la música inglesa: Siouxsie & The Banshees.

Siouxsie Sioux at the Edinburgh Tiffany’s, 1980


La imagen de Siouxsie comenzó siendo una vertiente del glam, sin embargo, su evolución estética siempre fue a la par de su música. Con influencias de una europa conflictuada, el expresionismo alemán y las actrices del cine mudo, su atuendo fue dándole cada vez más una mayor visibilidad como una artista excéntrica, subversiva e irreverente. Además, el proyecto con The Banshees fue una de las primeras agrupaciones musicales de la escena underground en la que la vocalista era una mujer. Incluso para ese entonces, el caso de Moe Tucker –baterista de The Velvet Underground- era sorprendente. En 2005, Siouxsie declaró al periódico The Guardian lo siguiente:


«No intentaba ser masculina ni derrocar a los chicos, así que la principal diferencia entre nosotros y el resto era que no solamente teníamos una perspectiva masculina. Sin embargo, pienso que un poco de enojo fue mi motor principal si así lo quieren creer –pero también un poco de tristeza y simple travesura, por supuesto.»

A medida en que la banda ganó notoriedad, sus discos fueron trascendentales dentro de las listas de venta británicas, y su imagen terminó siendo el precedente estético para nuevas tribus urbanas como los góticos. No obstante, lo que más destacó fue la honestidad y congruencia en cuanto a actitud y estética al presentarse en los medios. Siouxsie Sioux siempre proyectó un perfil distante, indiferente y muchas veces hasta misterioso, completamente en contraste a la forzada simpatía que obligan los medios de comunicación convencionales. Gracias a íconos como ella, el contexto comenzó a resaltar un nuevo concepto de grupos con protagonismo femenino como lo fueron Blondie, The Slits, The B-52’s o las californianas Runaways, cuya actitud y narrativa cuestionaba el rol femenino en la sociedad.


Esta actitud en donde lo personal se vuelve político sería compartida por grupos posteriores como Au Pairs, The Gossip, Le Tigre, Sleater-Kinney, Bikini Kill, M.I.A o Pussy Riot, adoptando actitudes militantes y críticas hacia políticas de intolerancia y en especial, hacia el sistema patriarcal.



Sin embargo, la mujer no solo obtuvo visibilidad en el campo musical en ese entonces. Se comenzó a reconocer la labor artística de la mujer en campos como la fotografía, pues fueron precisamente mujeres quienes dieron una mirada representativa para el punk. Dos de las portadas más emblemáticas del punk fueron firmadas por el mal llamado “sexo débil”. Una es la famosa instantánea de The Ramones que ilustró el primer álbum del cuarteto, firmada por Roberta Bailey quien en ese entonces ejercía como fotógrafa para la revista Punk. La segunda portada fue por parte de una de fotógrafas de confianza de The Clash, Pennie Smith, quien logró capturar el momento exacto en que Paul Simonon estampó su guitarra contra el suelo en un concierto en Nueva York, convirtiéndose este momento en la portada de London Calling. Pero ellas no fueron las únicas en su campo, ejemplos como Jill Furmanowsky, Laura Levine, Julia Gorton o Stephanie Chernikowski también se unieron a retratar la estridente época punk. Dentro de las artistas visuales que encontramos es destacable la participación de Linder Sterling, quien colaboró con artistas como los Buzzcocks o Morrisey, especialmente haciendo collages y performances que cuestionaran tanto a la sociedad consumista como la imagen de la mujer dentro de la misma.


De esta forma, la mujer encontró dentro de una revolución musical un lugar en el que tuvo voz, creatividad y representación, dejando como legado una liberación tanto ideológica como cultural dentro de los roles femeninos en un sistema patriarcal. Es por ello que para comprender un poco más a la sociedad contemporánea, tenemos que darle una mirada atrás a todas esas representantes femeninas que mucho tiempo estuvieron congeladas en el tiempo, pero que hoy se presentan más estruendosas que nunca en las voces de las nuevas generaciones.

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