¿Catarsis o refugio?

Es el año 2020 y parece que el mundo se va al carajo. Erupciones volcánicas, enfermedades que emergen desde lugares recónditos y una inevitable recesión económica son la clave para que muchos le llamen a este extraño momento "el apocalipsis". No pretendo ser fatalista, porque no tengo duda en que este año no es más que un infortunio para la historia de la humanidad; su fatídica racha no simboliza un final de los tiempos, y mucho menos una alusión católica tan pesimista. 

Pero no les negaré que en lo personal, significó una ardua lucha contra los rieles del pensamiento. Parece egoísta que todo lo que acongoja al mundo se reduzca a una simple diarrea verbal, en la que plasmo mis miedos, mis logros y mis humillaciones. El tiempo libre suele comerme en carne viva y estas cuatro paredes se vuelven cada vez más insuficientes para protegerme. 

Tal vez como un escudo o un digestivo, este blog surge para hacer público todo aquello que no nace naturalmente. Es un tren de pensamientos encaminado a entregar una serie de escritos que si bien no son incorrectos en contenido, sí lo son en la carencia de privacidad.

Disfruten de este voyeurismo lírico, pues su servidora ya no tiene pena alguna de publicar sus errores en esta realidad tan insuficiente.

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-Dulce Moctezuma, sin oficio ni beneficio.

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